miércoles, 31 de octubre de 2012

Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche:
Quinta Normal, Octubre 2012. 

Algunas obras de los niños.
Una vez más la realidad impuso su palabra definitiva: durante esta semana la escuela permanecerá cerrada debido al extendido fin de semana por los feriados de Todos los Santos (1 de noviembre) y de las Iglesias Evangélicas y Protestantes (trasladado al día siguiente). Como el próximo mes ya tenemos algunos compromisos, buscaremos el mejor día posible para hacer una reforzante ceremonia de cierre del Taller, para beneficio de los niños participantes.

 No obstante, para no perder nuestro “estado de Taller”, les ofrezco una pequeñísima muestra de los trabajos que los niños han elaborado, acompañados de breves comentarios espontáneos nuestros. Comentarios, por cierto, no definitivos, sino facilitadores de comunicación con aquellos que quisieran dialogar con nosotros respecto de este Taller. Estamos a la espera de sus consultas y comentarios, sus palabras son valiosas en todos los sentidos para nosotros.


1) Cartulina recortada con tijera zig-zag: creación de espacio personalizado al interior del soporte de papel entregado por la profesora. Rojo color movilizador, sobre el cual flota una imagen de quienes se asumen como ancestros. Burbujas en forma de corazón parecen surgir del propio torrente sanguíneo. El nombre de la autora en el centro, como palanca o referencia en relación a lo que emerge.


2) Plasmación de ideas sugeridas por el significado del propio apellido: la niña A rumia el papel de ser una "leona llena de fuerza y brillante". La montaña puede ser recuerdo de paisajes sureños, o referencia atávica a la montaña sagrada. Hacia ella parece dirigirse la leona abstracta color de luz solar.


3) Obra posterior de la niña A: la "leona llena de fuerza y brillante" está más concretizada, mirando cómplice o lúdicamente al espectador. La luz solar ahora impregna las manos de la autora. Esas manos se apropian del campo de significados puestos en juego en la cartulina.


4) Cartulina recortada con tijera zig-zag, creación de espacio personalizado al interior del soporte de papel entregado por la profesora. Aceptación entusiasta de la propia pertenencia, o auto-referencia, a la etnia mapuche. Identificación facilitada por ser del propio rango etario del autor los niños que aparecen en la imagen elegida. Estampado de mano como acto de posesión.


5) Plasmación de ideas sugeridas por el significado del propio apellido: la autora rumia la unión de las virtualidades de la tigresa y la leona. Alrededor de la imagen del felino hay manchas intervenidas con escarcha dorada, sugiriendo la presencia de energía solar. Separación de lo que pertenece al ámbito de la palabra (izquierda) y lo propio del ámbito de la imagen (derecha).


6) Diseño mandálico del nombre de la escuela: Antumalal, lugar inundado de luz solar. Rectángulo amarillo de dimensiones semi áuricas. En su centro un trozo circular de esponja, pintada de carmín: una roca, en palabras de la autora. El rectángulo se separa nítidamente del campo rosa sobre el cual flota; el color del campo recuerda la aurora (RAE: f. Luz sonrosada que precede inmediatamente a la salida del Sol). Arriba, estilización de la Cordillera de los Andes, con escarcha plateada a guisa de nieve. Tridimensionalidad, superación de lo bidimensional, sugiriendo que la roca (la niña) "crece" gracias al ámbito especializado y diferenciado (útero) que resulta ser su escuela en medio del barrio donde vive.
María Eugenia Walker Vicuña, 08-8925090, mwalkerv@uc.cl

viernes, 19 de octubre de 2012


Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche:
Quinta Normal, Octubre 2012.

Tercera sesión, 17 octubre 2012: En la luz del nombre propio.
En efecto, algunos niños llegaron al Taller con bocetos. Frustrando afortunadamente ciertas siniestras expectativas nuestras, derivadas de confidencias suyas, eran bosquejos, en apariencia simples, de sus nombres. Ocuparon la primera parte de la clase en colorearlos y ornamentarlos con esmero. Quizá era un modo de reforzar su experiencia cotidiana de identidad, habida cuenta del fugaz vislumbre de su pertenencia étnica al que los habíamos invitado, o expuesto, en sesiones previos.

O también puede haber sido una inicial declaración de autoría, un ensayo de firma, un intento de conexión con la virtualidad del nombre propio. Como se sabe, desde Proust y Barthes viene la intuición de que un afortunado nombre propio (uno libidinizable) es capaz de movilizar y coordinar las distintas memorias conque contamos los seres humanos, deviniendo en motor de una poética personal, individual.


Con sus nombres propios depositados en la mesa de secado, algunos decidieron ocupar imágenes mapuches en sus nuevos trabajos; otros, en cambio, elaboraron obras más experimentales, no tan figurativas, incluyendo tridimensionalidad, collage, estampado.


Mientras las niñas aprovechaban de socializar entre sí a propósito de esta actividad, exhibiendo conductas cooperativas, los varones esperaban con impaciencia el recreo. Ocurre que a los 45 minutos de clases les permitimos salir de la sala por diez o quince minutos, cuidando por supuesto que no se arranquen del colegio. Anunciada la pausa, los hombrecitos salieron disparados: querían comprobar quién hacía volar más lejos los cohetes de papel que confeccionaron. En cambio, las damitas volvieron muy pronto, para observar los trabajos de unas y otras, elogiándose, haciéndose bromas pesadas, riéndose.


Pues es probable que la siguiente sea nuestra última sesión, les anunciamos que entonces efectuaríamos la ceremonia de clausura. Es una lástima no poder acompañar otro trecho a estos niños. Aunque hemos planificado y dirigido muchos talleres de crecimiento o rehabilitación en base a praxis artística, siempre nos ha quedado la sensación de que pudimos haber hecho algo más. ¿Se dan cuenta que la insistencia en recordar la fecha de término de cualquier taller es también un mecanismo de protección para los profesores?

No obstante, otra vez la realidad se impuso: la Escuela Antumalal es local de votación en las próximas elecciones municipales, a mediados de la semana venidera ella quedará bajo control militar y policial. Nuestro ágape de despedida, pues, lo haremos el miércoles 31 de octubre. Saludos.


María Eugenia Walker Vicuña, 08-8925090, mwalkerv@uc.cl

domingo, 14 de octubre de 2012


Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche:
Quinta Normal, Octubre 2012. 

Segunda sesión, 10 octubre 2012: Explosión cámbrica.
Esta vez, nuestro Taller era la única actividad de la escuela por la tarde. La Dirección nos asignó la sala de lectura de la biblioteca. La suave música clásica que sonaba allí y el tiempo primaveral hacían muy placentera la ocasión.


Los niños comentaron la buena reacción de sus familias ante la noticia del significado de sus apellidos. La excepción: alguien contó, con pesar, que sus padres no expresaron emoción alguna. Toda la semana vivió dicha indiferencia como menosprecio, casi auto-desprecio. Costó recuperarle para nuestra reunión.

A ello ayudó el vértigo creativo que hoy se desató. De un instante a otro, como si se hubiesen dado permiso, los niños comenzaron a usar de modos novedosos los materiales. Junto a pinceles y lápices, entraron en acción rodillos, tijeras, esponjas, manos. Sus obras fueron acumulándose en la mesa de secado, cada una más personalizada que la anterior.


Y empezaron las confidencias: “A un primo de 18 años le gusta pegarme, me tira el pelo fuerte cuando nadie nos ve, me deja llorando... Una tía me dice Chuky, me da mucha rabia, ella dice que es broma, pero que le cuesta decir mi nombre... Tengo pesadillas con monstruos, a veces tengo miedo que llegue la noche y tenga que irme a acostar...

Dramas de niños, narrados con esa conformidad propia de los niños. Al sugerirles que dibujaran esas situaciones, y así hacerlas públicas, una luz de astucia surgió en sus ojos. Nada dijeron.


Se movía alta energía entre los niños, a duras penas lográbamos seguirles el paso. Nos sentíamos en medio de la explosión cámbrica, ese misterioso momento hace unos quinientos millones de años, cuando, dicen los biólogos, bruscamente la vida floreció en toda su impresionante diversidad, superando la sencillez microbiana de entonces.

Los niños no se querían ir. En momentos de entusiasmo encendido el encuadre sirve como contención para monitores y alumnos. Así, recordando horario y reglas, conseguimos desengancharlos de la espiral del Taller y reinstalarlos en el tiempo común. Como medida extra de protección, les recordamos claramente la probable fecha de término de nuestro proyecto. Al despedirse, como respuesta dilatada a la sugerencia de plasmar lo que en sus casas estuviesen viviendo, varios declararon que regresarían con dibujos y esquemas ya iniciados, a los que les darían “los puros toques finales acá”. ¿Con qué nos sorprenderán?


Nuevamente les agradezco la gentileza de leer estos apuntes. Permítanme reiterarles nuestra solicitud de apoyo, en ideas y/o recursos, para dar continuidad a este Taller. Tenemos presupuesto sólo para este mes. Sus donaciones pueden canalizarse a través de APECH, organización auspiciadora de esta actividad. Saludos, hasta la próxima.


María Eugenia Walker Vicuña, 08-8925090, mwalkerv@uc.cl

lunes, 8 de octubre de 2012


Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche:
Quinta Normal, Octubre 2012. 

Primera sesión, 03 octubre 2012: Trengtreng Filu a nuestro favor.
Nuestra primera sesión se realizó en una escuela revolucionada por ser sede de una colonia urbana. Una multitud de muchachos briosos y risueños la inundaban, algunos guitarreando y cantando, otros jugando fútbol. En sitios apartados se veían grupos de reflexión, mientras que de mesas de pimpón, rodeadas de espectadores, surgían rugidos de aprobación ante algún buen punto.

En la sala que se nos había asignado se desarrollaba una reunión, sin indicios de término. Mis pequeños alumnos y yo nos dimos a buscar un rincón donde pintar, esquivando a quienes corrían en torno nuestro. Tal vez una metáfora de lo que ocurre con los mapuches en nuestro país, obligados a buscar su lugar en medio de una sociedad descontroladamente agitada y sobre estimulada.

Mientras peregrinábamos recibíamos invitaciones de Kaykay Filu para sumergirnos en alguna de las ofertas de uso del tiempo que estaban a nuestro alrededor. Pero Trengtreng Filu veló por nuestro propósito e hizo que la Dirección dispusiera un espacio para nosotros.


Tras el encuadre inicial, de inmediato los niños notaron que todos tenían apellido indígena. Desarrollamos, pues, una reflexión sobre sus linajes, satisfaciendo su deseo de descifrar ese apelativo que hasta ahora les había hecho sentirse algo diferentes a sus compañeros.

Gracias a Juan Carlos Chávez Pilquil, experto en mapudungun, pudimos ofrecer a los alumnos una traducción resiliente de sus apellidos, centrada en su contenido nutricio. Los puristas pueden criticar este modo de traducir. Les pedimos no sean excesivamente duros, teniendo en cuenta los resultados.

A continuación, nuestra traducción operativa:
Alcapán: alkapangi, puma macho.
Antinao: antunewel, tigre/tigresa del sol.
Antu: antu, Sol.
Antumalal: antumallel, lugar u horizonte inundado de luz solar.
Auquilén: aucaquillen, guerrero armonioso, hermoso.
Catripán: katripangui, león que sabe defenderse de los ataques.
Cayul: kayulelo, sexto, con la fuerza seis veces multiplicada.
Curilén: kurilenn, hallarse en estado de magia, actuando con magia.
Millarai o Millaray: millanrayen, flor de oro.
Nahuelcura: nawelkura, tigre/tigresa duro/a como la piedra, o piedra del tigre/tigresa.
Nahuelpán: newelpangui, tigre/tigresa y león.
Quilaleo: kilalefu, la fuerza de tres ríos.
Tralma: xalmann, apegarse a la tierra, saber esperar.


Con esa información se abocaron a dibujarlos. Por supuesto, lo hicieron primeramente influenciados por la cultura dominante. P. ej., aquellos que sus apelativos incluían el león (pangui) o el tigre (nawel), en vez de figuras de puma o jaguar, eligieron las del león africano o del tigre asiático. También optaron por recortes de dibujos animados. De todas maneras, imágenes de gran capacidad vehiculizante, conviene indicarlo.

Mirarles trabajar tan concentrados hacía recordar ideas de Ziley Mora referidas a la capacidad iluminadora, o empoderadora, inherente al idioma mapuche. Era como si estos niños estuviesen, a través de su patronímico, nadando de ese río subterráneo que es su herencia. Y la sonrisa de satisfacción que emanaba de sus caritas evidenciaba la virtualidad del agua que estaban bebiendo.


Se comprende, quizá, que quienes primero terminaron su diseño del propio apellido (una suerte de pre-autorretrato), de inmediato optasen por un nuevo dibujo: el de un volcán en erupción. El análisis de tal motivo lo dejamos para otra ocasión. En la nota final de nuestro Taller incluiré una selección de imágenes de sus obras.

Les agradezco la gentileza de haber leído estas notas. Permítanme solicitarles su apoyo, en ideas y/o recursos, para dar continuidad a este Taller. Sólo contamos con presupuesto para este mes. Ya tenemos aportes en materiales, pero necesitamos financiar los honorarios del equipo. Sus donaciones pueden canalizarse a través de APECH, organización auspiciadora de esta actividad. Saludos.


María Eugenia Walker Vicuña, 08-8925090, mwalkerv@uc.cl

lunes, 1 de octubre de 2012


Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche:
Quinta Normal, Octubre 2012. 

Presentación.
Como se sabe, las minorías étnicas en gran parte del mundo están exhibiendo una creciente capacidad de movilización, no para integrarse a la sociedad en la cual se hallan inmersas, sino en pos de realizar su respectiva identidad. Se suele llamar a este proceso “despertar”, suponiendo un tiempo previo de tranquilidad, aquella del ensueño o del dormir.

Los que en nuestro país "despiertan" se quejan, entre otras cosas, de que Chile en buena medida se ha construido sobre el sometimiento y la preterición ejercidos en su contra. La preterición (el hacer caso omiso de alguien que está ante nosotros; comportarse y decidir como si no estuviese presente) es mutiladora para el sí mismo. Desde Nietzsche sabemos que uno de los motores del desarrollo humano es la aspiración a ser reconocidos por los demás como deliberantes, como co-transformadores de la realidad.

Esa aspiración están aprendiendo a satisfacerla los adultos de las minorías étnicas, logrando en tal proceso grandes aciertos, e incurriendo también en penosos errores (desunión interna, tendencia endogámica). Oscilación inevitable entre luz y oscuridad: nadie puede enseñar a coincidir con el ideal étnico, menos en un sistema educacional público como el chileno: uniformizador, desfinanciado, en peligro de desaparición.


El estado de movilización (la decisión de transitar un tiempo estructurado, direccionado), en todo caso, conlleva factores protectores para quien lo asume. Los indígenas adultos que luchan, pues, cuentan con recursos y mecanismos que les otorgan algún grado de co-autoría de sus destinos. Pero, ¿qué pasa en Chile con los niños de pertenencia, o ascendencia, indígena? ¿Qué ocurre con aquellos que deben vivir en Santiago, portando una difusa identidad, alejados de sus orígenes?

Además de la disonancia cognitivo-afectiva en la que pudieran hallarse, hay evidencia de que esos niños, especialmente los mapuches, suelen ser víctimas de discriminación, de agresión física en sus colegios. Los patrones familiares parecen brindarles poca ayuda en tal situación.


Enfocados en ellos elaboramos una breve intervención en clave arte-terapéutica, bajo la forma de Taller de Expresión Artística para Niños de Ascendencia Mapuche, con patrocinio de APECH (Asociación de Pintores y Escultores de Chile). Gracias a amigos de la ONG CEC, a través de la familia Pilquil (Flecha, en mapudungun), logramos establecer contacto con la Escuela Antumalal (Lugar u horizonte inundado de luz solar, en mapudungun), de Quinta Normal, sitio ideal para llevar a cabo nuestro proyecto. Su Director, Don Eduardo Villa, lo aprobó con entusiasmo. La Orientadora, Sra. Margot Escobar, y el Jefe de UTP, Sr. Omar Fuentes, seleccionaron los alumnos.


Los participantes provienen de familias de bajos recursos. Son alumnos de desempeño escolar medio, estimando los profesores que podrían exhibir un mayor rendimiento de encontrarse en situación socioeconómica más favorable. Sus edades van desde los 8 y hasta los 12 años, cursando desde Segundo y hasta Sexto Básico.


Se convocó a sus apoderados, para explicarles los objetivos del Taller. Lamentablemente, muchos de ellos trabajan, así que llegaron pocos a la reunión. Los asistentes se mostraron satisfechos por esta posibilidad de dar una educación lo más integral posible a sus hijos. Llegaron a sugerir que también ellos necesitaban de una iniciativa semejante que les permitiera reconectarse con sus raíces.


Con todo en regla, reservamos las tardes de los miércoles de octubre para llevar a cabo esta prometedora actividad.
María Eugenia Walker Vicuña, 08-8925090, mwalkerv@uc.cl